Centenares de ciclistas mexicanos se sumaron este
sábado en Guadalajara (oeste) a la Rodada Mundial de Ciclistas Desnudos
protestando contra la preeminencia de los carros, pero también
desafiando el conservadurismo de esta cuna del mariachi, los charros y
el tequila.
El objetivo no era otro que el de mostrar la fragilidad humana en la
carretera como parte de una original cita anual por todo el mundo, en la
que también participó la Ciudad de México. Pero el de Guadalajara fue
un paseo doblemente reivindicativo.
"Esta es una ciudad conservadora y creo que animarse a hacer esto va
más allá de la ideología de moralidad católica", manifestó Lucía
Escalante, una joven de 27 años que participaba por primera vez en el
evento.
Jalisco -tierra originaria del tequila y los mariachis- es un estado
tradicional que ha ido asistiendo en los últimos años a eventos
transgresores como el de este sábado y es sede, incluso, de una de las
marchas homosexuales más concurridas del país.
"Eso hace que sea más importante aquí, que se vea que somos libres",
añadió Escalante, que prefirió usar traje de baño para la ocasión.
Aunque algunas chicas debieron aguantar con estoicismo los silbidos y
gritos de "mamacita" que les lanzaban algunos conductores o algunos
hombres trataban de hacer caso omiso a que les acusaran de "jotos"
(gays), en general, el paseo se desarrolló con normalidad entre las
vergonzosas y divertidas sonrisas de quienes lo observaban.
Los organizadores calculan que casi 3.000 personas participaron del paseo en Guadalajara.
En Ciudad de México alrededor de 2.000 ciclistas también rodaron
desnudos o semidesnudos por el centro, algunos con mensajes pintados en
su piel como "Más bicicleta, menos contaminación" o "La ciudad es de
todos, paso a las bicis".
Centenares de ciclistas mexicanos se sumaron este sábado en
Guadalajara (oeste) a la Rodada Mundial de Ciclistas Desnudos
protestando contra la preeminencia de los carros, pero también
desafiando el conservadurismo de esta cuna del mariachi, los charros y
el tequila.
Aunque algunas chicas debieron aguantar con estoicismo los silbidos y
gritos de "mamacita" que les lanzaban algunos conductores o algunos
hombres trataban de hacer caso omiso a que les acusaran de "jotos"
(gays), en general, el paseo se desarrolló con normalidad entre las
vergonzosas y divertidas sonrisas de quienes lo observaban.